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26 jun 2011

LA DERECHA SE DESANGRA


1. Alejandro Toledo, Luis Castañeda y Keiko Fujimori representaban cerca del 60% de la intención de voto de los electores confirmando que el espacio de la centro-derecha dominaba el horizonte como una expresión natural del milagro económico y social del Perú que dejaba boquiabierto al planeta. Repetir el escenario del 2006 en el que Alan García se convirtió en el “protector” del modelo frente al proyecto bolivariano de Ollanta Humala se presentaba inviable, una verdadera locura. Crecíamos a tasas de 9%, emergía una poderosa clase media mestiza y la pobreza cedía ante la revolución industrial en curso. Si todos sabíamos que el comandante quería convocar a una constituyente para quedarse hasta el 2026, ¿cómo así Ollanta iba a ser un animador central de la coyuntura? Ahora Humala está peleando la segunda vuelta.


2. Alejandro Toledo ensoberbecido por la ventaja en las encuestas se creyó dios. No solo era necesario pasar a la segunda vuelta sino elegir el rival a enfrentar. Los ataques a Palacio y la polarización con Castañeda nos recordaron las batallas sangrientas entre Lourdes Flores y Alex Kouri. Ya sabemos lo que pasó. Un poco más tarde, los estrategas toledistas no solo pretendieron desplumar a Castañeda sino a la propia Keiko Fujimori levantando a Humala. El dios de Cabana, de pronto, notó que perdía puntos, se cortó el pelo y le salió un audio inocuo, pero la credibilidad estaba afectada y empezó a acompañar a Castañeda en la caída.

3. Repitiendo el libreto de las pasadas elecciones ediles, el ataque y la excomunión se impusieron sobre las alternativas y despertó la antipolítica, la crítica a los “políticos profesionales” y la búsqueda incesante de algo nuevo. Gracias a los cielos que este espacio no tiene apellido y la emergencia de PPK cortó en seco la posibilidad de que Ollanta se convierta en tsunami. Los días y las horas corren a favor de PPK porque, en el debate y las propuestas, se los engulle a todos, particularmente, al comandante, a quien deberá arrinconarlo y obligarlo a debatir. Si lo hace, desarma al bolivariano.

4. Como reza el viejo aserto: Nadie sabe para quién trabaja. Toledo se creyó un dios y hoy corre el riesgo de quedar fuera. Pero todo este libreto que puede terminar en tragedia, nos deja un terrible sabor: No hay derecha peruana con proyecto de país. Con qué facilidad la diestra se desangró por sus preferencias a favor de Toledo y Castañeda y los resultados están allí. En todo caso, el milagro económico y social del Perú o la revolución industrial, como solía decir el viejo Marx, podría haber creado a su propio sepulturero. No se asuste, solo se trata de las aprensiones de un diletante de la política.
VICTOR ANDRES PONCE: 24/03/11 (PERÚ21)